Vuelta a la rutina
Imagine que su hijo termina de comer y va al baño a lavarse los dientes sin que le digas nada. Fantástico, ¿no? Pues ese es el poder que tiene la rutina.
Imagine que su hijo termina de comer y va al baño a lavarse los dientes sin que le digas nada. Fantástico, ¿no? Pues ese es el poder que tiene la rutina.
Los adultos somos los responsables de enseñar a los niños lo que deben y no deben hacer. Una de nuestras labores es ponerles límites que contribuyan a su desarrollo como personas. No es tan importante la obediencia como valor supremo, sino la aceptación de normas que les ayuden además a vivir en sociedad.