
Bullying y cómo prevenirlo
Para prevenir el bullying, no es suficiente trabajar con víctima y agresor. Es necesario involucrar al público. Enseñar que el acoso no es guay, desmontar al agresor empatizando con el débil.
Para prevenir el bullying, no es suficiente trabajar con víctima y agresor. Es necesario involucrar al público. Enseñar que el acoso no es guay, desmontar al agresor empatizando con el débil.
Cuesta aceptarlo, y mucho más cuesta reconocer en público que en casa tenemos un pequeño tirano. Nuestro niño, que hace nada era un bebé adorable se ha convertido en otra persona. Alguien con quien no sólo cuesta convivir, sino que nos hace sentir que hemos fracasado como padres.
Los adultos somos los responsables de enseñar a los niños lo que deben y no deben hacer. Una de nuestras labores es ponerles límites que contribuyan a su desarrollo como personas. No es tan importante la obediencia como valor supremo, sino la aceptación de normas que les ayuden además a vivir en sociedad.
El otro día oí una conversación entre niños de cuatro años, donde una pequeña intentaba consolar a otra que lloraba diciéndole “no llores, que te pones fea”. Esta frase que habremos oído en boca de algunos mayores no pocas veces, y precisamente con la misma intencionalidad que la que yo le aprecié a aquella niña, me hizo pararme a pensar y analizar tanto la situación como la frase en sí.