falta de autoridadLos padres de ahora no somos como los de antes, eso lo tenemos claro. La autoridad que ejercían nuestros padres sobre nosotros no la vemos ahora con nuestros hijos. Ya no existe esa obediencia ciega, ese temor a las consecuencias que podría tener no acudir de manera inmediata a la llamada de nuestro padre, por ejemplo. Y en ese sentido, doy gracias, pues como decimos por aquí en Andalucía, ni tanto ni tan calvo. Ni ese extremo ni el de no poder regañar a los niños o corregirlos cuando consideramos que tenemos que hacerlo.

Con respecto a este tema he leído recientemente un artículo en la prensa a cerca de un juez  que parece poner de nuevo de manifiesto que esto de educar a los hijos se nos está yendo de las manos. Vemos que no sólo habla de este tema mi admirado juez Emilio Calatayud .

Y no es que yo defienda aquello de “un guantazo a tiempo…”, de ninguna manera voy a hablar a favor de la violencia (sea ésta de la forma que sea) contra un ser humano, cuanto menos de un niño. Lejos de esto, abogo por educar siempre a los hijos desde el respeto y el cariño. Lo cual no está reñido con la autoridad. Es preocupante ver como cada año, los informes apuntan un incremento en el número de casos de violencia filio-parental, que así se llama cuando son los hijos los que ejercen algún tipo de violencia contra los padres. Parece que el péndulo está ahora en el otro lado, en el de temer a los hijos, en lugar de a los padres. Entonces, es que algo estaremos haciendo mal, ¿no? En consulta veo a diario problemas de conducta en niños que esconden una grandísima falta de autoridad de los padres.

 

¿Cómo puedo restablecer la autoridad perdida con mi hijo?

Ejercer autoridad sobre los hijos no significa ser un padre autoritario. Significa más bien que nuestros niños vean en nosotros sus padres o madres una figura a la que respetar, imitar y seguir. Estoy de acuerdo en que no es fácil ser un modelo para nuestras criaturas. Pero tampoco es necesario que seamos perfectos. Ellos no necesitan la perfección, sino una guía para hacer su propio camino. Los padres les acompañamos y guiamos en su vida, no les marcamos ni imponemos cuál debe ser el camino a seguir. Cada persona debe recorrer el suyo.

Por eso no debemos confundir autoridad con dictadura, con obligar o forzar. La autoridad no es incompatible con el respeto. Y tampoco lo es con la flexibilidad. Está mucho más relacionado con la coherencia y la consistencia.

Según los expertos, la solución apunta a un cambio en los modelos educativos. Es cierto, como decía antes, que no somos como los padres de antaño, no queremos una autoridad basada en el miedo. Somo unos padres más comprometidos quizás con la educación de nuestros hijos y quizás por eso nos planteamos más cosas, leemos más y somos más conscientes de nuestros propios errores.

Pequeñas claves para restablecer la autoridad en casa

  • Deja clara cuáles son las normas de casa. (Ejemplo: nos lavamos los dientes después de cada comida, no ponemos los pies encima de la mesa, etc)
  • Sé el primero en acatar esas normas o lo que es lo mismo, da ejemplo de su cumplimiento. Esto forma parte de ser un modelo para nuestro hijo o hija.
  • Nunca ejerzas violencia para hacer cumplir una norma, las personas están antes que las leyes.
  • Pierde el miedo a decir NO, poner límites a los hijos no es malo.
  • Se coherente con tus actos, si dices que harás algo, hazlo.
  • Nunca mientas a tus hijos, las mentiras generan desconfianza.
  • Si te equivocas, reconoce el error y hazlo saber a tus hijos, es humano equivocarse pero es de sabios rectificar.

 

 

Elisa López

10 en Conducta
Psicóloga Infantil Málaga

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